Robo, atraco y asesinos a granel con policía ineficaz en el MAENE
Robo, atraco y asesinatos a granel con policía ineficaz en el MAENE |
La Voz del Río/ Comunidad
Por el Abg. Edinson Lares/ Opinión
Iniciado el primer miércoles de febrero, con el
número uno (1) del mes más corto del año, o solo 28 días, la rutina como el
radiante sol oriental, baña los espacios públicos de una ciudad que le desaparecen
su estirpe “colonial y heroica” a fuerza de cabilla, concreto y abundante
billete; sí máxime esta ha resistido todo tipo de ataques nunca imaginados.
De hecho, si hay que tener presentes historias,
nunca se podrá olvidar el primer ataque que sufriera la ciudad de La Asunción, en
periodo colonial a manos del sanguinario “Capitán Lope de Aguirre·, o mejor
nombrado “Tirano Aguirre” en el año de 1561; quien la dejó en cenizas con el 90
por ciento de su población antaño asesinada, para con locuaz estigma crítico y reprochado
de consecuentes tiranos, borrar todo documento que probase la confusa fundación
de la “ciudad del silencio”.
Pero ahora, cómo no recordar la visita de la invencible
escuadra filibustera del caballero “Michel de Grandmont”, quien
azoló y saqueó las costas de oriente e islas caribeñas para el año de 1668; que
igual dejó en ruinas, desolada e inerte, nada comparable al más reciente suceso
natural, que aún recuerda un costo social y económico para aristócratas republicanos, al ser arrasada por pavoroso vendaval del año 1933. Pero, las ideas se suman,
cuando se pueden acercar sucesos recientes, con un calificativo de “colonial e
histórica” seguidos del sufrimiento con sambenitos de otrora época, donde
muchos de ellos no se cualifican muy temerarios en todo el espacio geográfico
municipal; y se requiere sincerar robo,
atraco y asesinos a granel con policía ineficaz en el Municipio Arismendi del
Estado Nueva Esparta (MAENE).
Esa mañana primero de febrero del presente año, que
se iba a imaginar Clementina Luna(*), que el joven sobre la bicicleta con
ruedas de 28 pulgadas sin marca o emblema de fabricación visible, portaba un
revolver cañón corto calibre 38, debajo de la franela ruyida y mal lavada, con
pantalones de casimir color beige, más arrugados que trapo embojotado por años; que la apuntaría para arrebatarle el pan canilla recién comprado en la nueva
panadería del “Casco Central” de la ciudad del silencio, junto con un mil quinientos
(1500) bolos, su cédula de identidad y un lápiz labial guardado dentro del
bolso-cartera que quiso tapar con su cuerpo y la pequeña bolsa del pan
comprado esa mañana.
¡No vale así, chico!... Dijo como exclamación de
impotencia ante la villana acción repetida a diario en esta “ciudad procera”, sentada en un tronco seco frente a la “UNA” local en NE, cuando no solo el canalla le quitaba el pan para
desayunar, almorzar o cenar ese día; y el “man” ni le paró bola a la
desgarradora expresión que emitía esta víctima más del robo continuado en esa
popular calle “La Ceiba” del sector “El Otro Lado del Río” de La Asunción.
Antes que imaginen lo peor, aclaro no hubo fatalidad en la acción hamponil, no corrió
sangre por esa acera universitaria y nunca habrá justicia para resarcir la pérdida de un monto
personal que no cuantifican las ineficaces autoridades del municipio heroico y epónimo al Gral. Juan Bautista Arismendi.
En verdad, llames Consejo Comunal, Policía
Municipal y SEBIN-ENE; nadie lleva la cuenta de la ineficiencia administrativa.
(*) Nombre ficticio para proteger de amenazas al derecho individual constitucional.
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