De dónde provienen los abuelos de Roswell

De dónde provienen los abuelos de Roswell
La Voz del Río/ Comunidad
Por Abg. Edinson Lares/ Opinión
El 24 de junio de 1947, con el avistamiento desde una avioneta de una extraña formación área de nueve “objetos voladores no identificados” (OVNI), por parte de Kenneth Arnold, cerca de los montes Rainer, en el estado de Washington; se inició una rutilante cobertura de medios impresos, radiales y fílmicos, cargados de múltiples sospechas ideológicas y grande conmoción religiosa-cultural, jamás imaginada de la que se tenga noticias en La Tierra.
Pero, como si ello fuera poco, casi dos semanas más tarde, el diez (10) de julio del mismo año, ante millones de conjeturas expuestas y omisiones lanzadas a través de los populares medios informativos conocidos con el mayor asombro posible; así como lleno de la mayor reserva militar informativa, se observó “restos de objetos metálicos destruidos por el impacto contra el suelo, sin encontrar una simple y lógica explicación de lo ocurrido.
El velo del pudor social militar-religioso invadió las mentes de -hasta ese momento- creídos personajes superiores gubernamentales y militares de los Estados Unidos de Norteamérica; quienes no aceptaban “los hechos y las pruebas”, esparcidas en cortos pedazos y denunciadas por parte un granjero local, de nombre “Mac Brazel”; cuyo hecho, sucedido dentro de su hacienda en la localidad de “Corona, en Nuevo México”.
A esta fecha, hace 70 años de ocurrido ambos sucesos y nada de lo que se investigó, evaluó, o se haya dicho hasta ahora, ha explicado a las y los curiosos habitantes del planeta en cada década pasada: De dónde provienen los abuelos de Roswell; cuando la negación única y muy humana, vuelca a muchos interesados en no responder con claridad, esa controversial pregunta que lleva clavada un letal aguijón entre la comunidad científica y, el común de la gente, contando problemas sobre muchos hombros entre los más urgentes enigmas por resolver; entre otras “simplezas” por saber: Si estamos solos en la Galaxia; o por la inmensidad del universo: Vamos bien unidos en el universo, como seguidos de nuestra propia sombra.
Con el análisis de lo poco que se filtró a través de los medios mundiales, hasta la fecha, han sido muy contados las y los que se han pronunciado para develar la contumaz odisea de unos viajeros desconocidos y rodeados de la inmutable fatalidad que terminó en detección, recatar y desaparecer toda prueba físicas y biológicas; que dejaran espacio a la revelación -hoy en día creída- de vida extra-terrestre en el vasto universo. No en broma se repite en estos insufribles tiempos de universalidad, que “lo primero que muere en una guerra es la verdad”. Esa verdad, claro está, que permite al ser pensante superior analizar conjeturas, desarrollar modelos probables y aplicar soluciones prácticas basadas en descifrar múltiples problemas.
Evaluando siempre lo que sea lógico-real desprovisto de ocultos intereses, negativos odios, maldades latentes y sutiles egoísmos, que no se interpongan para inclinar balanzas a la “fuerzas oscuras” en contra de las mayorías; por la que siempre afirman nula verdad. Bueno, antes de responder a la gran pregunta, piense a quién, cuándo, cómo, dónde y por qué razón habrá que revelar esa negada duda. Con acierto sabe a qué me refiero, cuando hay muchas personas en el planeta que son incrédulas a la verdad, creen todo lo que múltiples medios afirman y terminan en inauditas locuras; que muy consecuentes niegan y creen en irracionabilidad más errada cada día.
Ahora bien, si el asunto es “ver para creer”, dele un vistazo por las crudas imágenes de nuestras permanentes guerras locales en todo orbe; y de seguro sabrá a qué me refiero. Muy bien… Qué puede pensar si les dejo la siguiente perla: Todos vienen del pasado que para nosotros ahora es futuro, que será mañana en un desgarrador espacio-tiempo pasado. Lo capta, es algo así como el cuento de nuestros abuelos: Espacio infinito y constante lleno de años por venir que nunca cesarán. Paradoja...

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