¿Cómo es mi comunidad?
¿Cómo es mi comunidad? |
Para La Voz del Río/ Ensayo
Por Samuel Rincón/ Estudiante
A lo
largo de casi diez años, he vivido en lo que era uno de los lugares más
tranquilos de nuestra Isla, la Urbanización “La Guarina”, ubicada en La
Asunción; la cual es el lugar donde he pasado casi toda mi vida y desde siempre
ha sido mi hogar. Consta de cuatro calles que se conectan entre sí y dónde
convivimos la mayoría de los vecinos, en relativa armonía unos con otros;
aunque siempre hay una minoría que cada cierto tiempo genera pequeños altercados
entre las y los vecinos.
Podemos
decir que la seguridad en esta comunidad ha ido en declive a causa de los
múltiples asaltos a las casas, mayormente de noche, debido a la creciente
invasión del hampa en nuestra comunidad; yo mismo fui víctima hace cuatro días y
me convertí en uno más de las estadísticas de robos en nuestro municipio
capital. En mi parecer, nuestra comunidad no se ha organizado de la mejor forma
para detener este creciente problema, cuando realizaban regularmente reuniones el
Consejo Comunal; cuyos miembros no llegaban a una verdadera solución, debido a
que -tal vez- alguien no quiere ceder a la opinión del otro, y al parecer eso
es lo que nos tiene a todos los integrantes de la comunidad: afectados.
En
todo caso, con las reuniones se llegó a un acuerdo, que consistía en colocar
portones para resguardar tanto la entrada principal, como las casas de cada
calle; y para eso se necesitó, la colaboración con cierta suma de dinero, por
cada casa de la comunidad, y la mayoría estuvo de acuerdo con la recaudación
del dinero. Pasado un tiempo, se colocan los portones con la diferencia de que
no estaban los "motores" que abrían y cerraban el portón de manera automática.
Nuevamente, lo que en principio era una solución, se convirtió en otro problema
que nos aquejaba a todos por igual; y debido a esta situación, se procedió a
hablar con las y los voceros del Consejo Comunal “La Guarina”, sobre lo que
había pasado con esos motores que se supone deberían estar ahí; pero ocurrió que los
responsables aseguraron que los motores fueron comprados en otro Estado... Y, por
esa razón, debíamos de esperar a que llegarán. Pasaron
meses y meses sin respuesta, hasta que un día uno de los voceros (responsable) del
Consejo Comunal, se fue de viaje para jamás volver; estafando a toda la
comunidad y a su vez dejando al pueblo a expensas del hampa.
Cuestiones como estas
han provocado una ruptura muy grande, en lo que a Consejo Comunal organizado se
refiere; ya no se hacen reuniones ni se plantean opiniones, y peor, no se llega
a lograr una solución. Es increíble que por la codicia de unas pocas personas
que dicen ser honorables; nosotros estemos pagando el precio. Así no se puede
vivir. No salgo
de mi asombro al ver como en otras comunidades, los Consejos Comunales son
eficientes y velan por el bien común de todos los habitantes; esto sin importar
que diferencias tengan el uno con el otro. Es triste ver como en mi comunidad
se quedan de brazos cruzados, mientras en sus narices les roban o les mienten.
Finalmente, con este problema colectivo, es hora de que comencemos a pensar en
el bienestar de todos y cada uno de los habitantes que aquí convivimos; todos
tenemos los mismos derechos constitucionales, y todos somos parte productiva de
nuestro hermoso e inigualable País.
Comentarios
Publicar un comentario