Leónides Valderrama sufre caída al siguiente día de cumplir 100 años
Por el Abg. Edinson Lares/ Opinión
Leónides
Valderrama sufre caída al siguiente día de cumplir 100 años |
El pasado
martes 17 del presente mes, la centenaria Leónides Valderrama García, viuda De
Gil, junto a su familia, en el sector dónde vive desde hace más de 95 años;
celebró sus atesorados 100 años de existencia. Veinte personas la
acompañaron ese día. Todos sintieron alegría por la edad alcanzada de esta
matrona asuntina, dedicada actualmente, a ser atendida y descansar todo el día,
luego de un sin número de quehaceres hogareños junto a sus hijas, nieta y
bisnieto; el cual, este lunes 23 de enero de 2017. Cumplirá 3 años.
En reseña anterior, el
pasado 17 de enero, transcribí varias anécdotas y acontecimientos vividos por
ella; pero en verdad quedé corto en muchas de las vicisitudes observadas por
muchos años; así como una serie de hechos en su vida que es parte de la
cotidianidad insular, que, si bien las ha olvidado al recordarlas, le ha
permitido evocar hasta reír; por su dedicada vida hogareña y comunitaria. De
hecho, ciertas curiosidades relacionadas con su celebrada longevidad, como
aquella que nunca sufrió de ruptura, torcedura ni luxación de hueso alguno, en
sus extremidades superiores ni inferiores. Pero sí, golpes en la cabeza al
resbalar de espalada a los 80 años -recuerdo-, sobre piso mojado en media sala
de su casa; sin sufrir abertura craneal ni dislocación de la cadera o el coxis
lumbar, gracias a Dios. Así el fatal golpe sufrido la mañana siguiente de su
cumpleaños número 100, en su cuarto, cuando resbaló con piso mojado de goteras
del techo, al levantarse, cercano a las 8 de la mañana.
Ambas hijas casi mueren de
un infarto al verla en medio del cuarto, con el arco súper ciliar del ojo
derecho roto, la desesperación las atribuló en medio de la impotencia de
ayudarla a levantarse y correr -un decir- con ella para el hospital militar
tipo I “Nelson Sayago Mora”, esa mañana dramática del más cercano
“hospital-clínico” recién nombrado “Dr. Manuel Antonio Narváez”, en la contigua
loma del conocido “Castillo Santa Rosa”, o el igual olvidado “Cerro de San
Bernardo; pues créanlo, y no es un chisme, mas sí un hecho de la vida real; en
ninguno de los dos “hospitales” hubo como atenderla, porque no hay remedios
para auxiliar a nadie. Y, aunque no es el tema tratado, el Dr. Narváez recién
fallecido (12/01/2017), según comentario en la comunidad asuntina que lo
estimara altamente, irónicamente, el hospital clínico lleva su nombre: “No fue
atendida por falta de medicamentos”.
Leónides Antonia, “luego de
la tempestad viene la calma”, puesto que para cuando regresé a la casa
familiar, escuché todos los pormenores de esa mañana dramática, vivida con una
anciana que “es muy inquieta”, cuando se ve más tranquila sentada silenciosa en
la sala, es cuando hay que llamarla insistente, porque anda sumergida en su
matutino sueño incontrolado; aunque de hecho, he adelantado unas drásticas
medidas que, gracias a la virgen no han tomado en cuenta sus hijas ni su nieta;
ello un tanto proponiendo lo que repiten sus médicos: “Pónganla a caminar más”,
y que no desmaye ahora que saltó los 100... Por ende, no es broma el título de
esta reseña, la centenaria queda sin contarla al sufrir inesperado suceso, el
siguiente día de cumplir 100 años; encontré apropiado seguir narrando pasajes
diarios de personas como ella, rodeada por innumerables familiares y vecinos,
en una “ciudad del silencio” que no para de mostrar hermosas tradiciones
cargadas de polifacéticas historias.
Nota: La atención médica
recibida en el Hospital Militar de La Asunción, junto con todo el material
utilizado para atender a la centenaria; corrió por parte del médico de guardia
ese día.
Comentarios
Publicar un comentario