Lluvia cristalina aún corre sobre el río Caracas de La Asunción
Fuente:
La Voz del Río/ Comunidad
Por
Abg. Edinson Lares/ Opinión
No todo el agua que
transporta el ancestro río que cruza media ciudad histórica y
colonial, es limpia ni cristalina como creen la mayoría de
sus pobladores, cuando caminan cerca de sus calles que le cruzan, pasan sobre
puentes o nuevas pasarelas y -peor- ni miran en sitios visibles en su margen derecha o izquierda de donde se mire el
padre río, rebautizado Caracas allá en 1959; pero es de ver cuando se lava la
podredumbre basal colgada en sus riberas, cuando se ha desplegado una
abundante y variable nubosidad en todo el oriente venezolano; por
razones climáticas conocidas, desde tiempos inmemoriales hasta de
autóctonos insulares.
Aquí siempre confluyen efectos y
consecuencias de esos inusuales “topes de lluvias” que se observan y
cuantifican, cuando ocurren deslaves cíclicos que solo al registrarse,
dejan cifras lamentables de vidas o bienes materiales; por inaplicable olvido de programas o planes engavetados para mantener aseada
la urbe ambiental del mal conservado río.
Ahora que, según estudios serios,
los eventos eólicos son recordados al ser recurrentes sobre la isla
bonita de rostro turístico, con degradadas promociones que ocultan
negligencias y obviedades legales, en un desastroso ambiente de
calamidades naturales y frecuentes inoperancias
políticas-administrativas de contados funcionarios
electos, en este lar insular; por quienes padecen de la exclamada -según pocos- "no distribuir la riqueza” al pueblo.
Son tragedias para narrar
una nueva historia de tantas acumuladas, en ese “quehacer”
colectivo ambiental que una mayoría anhela arreglar con el favor de
deidades; pero que una clase capitalista empresarial oligarca, solo
creída en el poder de billete dólar, no juzga necesaria aplicar
correctivos para atenuar la difícil supervivencia de los ecosistemas ni pueblos del
-ahora- contaminado planeta.
Sí, son innumerables
historias en una ciudad histórica y colonial que este pasado domingo
27/11/2016 arribó a sus 416 años, de haber recibido el “titulo de
ciudad y escudo de armas” un 27 de Noviembre de 1600, por orden del
Rey Felipe III de la otrora España Imperial; y mucho antes, su
pasado precolombino se borró por insospechados intereses de quienes solo querían con sus más recóndito plan, retornar a la
Península Ibérica todo el “oro” que cargaran sus ingenios
galeones; eso sí, sin otorgar otra cosa más que “peines y
espejos” como intercambio de regalos al “salvaje”.
A quien
ocultando la peor intensión de sus más crueles ambiciones,
colmarían con sendo calificado mal llamado “nuevo” continente:
lleno de esclavos, armas de guerra y un inútil gobierno absoluto... Aunque contada así una
evidente fatalidad nuestra, que en otros lugares han cambiado el
paisaje, han promovido sufridas penurias a “mancebos” habitantes
con dolorosas perdidas materiales y humanas; más por deliberadas
negligencias que por recursos y voluntades particulares, no
entendidas ni atendidas a tiempo.
Cuando en ese repetido problema
latente de odiosos políticos contrarios al bienestar colectivo,
resuena el atrevido e ilógico sin escrúpulo del llamado
"representante" municipal, regional y nacional; que no siente ni nada
le preocupa y muy interesado por ocultar sus particulares planes
personales, saben acompañarse por mediáticas falsedades y
deshonestas matrices de opiniones tildando la culpa a otros; o algo
así como, colocar la guinda que colma el vaso de la injusticia social que
practican.
En verdad, tiene que caer
agua a mares para limpiar una ciudad con múltiples añoranzas
guardada entre anécdotas y cuentos, un desigual estatus de entender
las palabras “preservar, cuidar y legar”; que impulsa subjetivos
malos expresiones entre estos “amorosos” hijos e hijas de la
“ciudad del silencio”, que cada día sorprenden más por esas
acciones personales materialistas, buscando su propio beneficio, junto a
futiles empresarios de la usura o dolo; cuyos “proyectos” nunca van
dirigidos a la colectividad, que poco sigue en la lucha por conservar
patrimonio y la herencia ancestral Neoespartana.
Hará poco más de siete
(7) años, que no crecía el río por una vaguada tan potente y
continua, cuando las margenes y sus alrededores han sido pocas veces
limpiadas de escombros y desechos de todo tipo, por la lluvia cristalina que aún corre sobre el río Caracas de La Asunción; lo
que recuerda a las y los visitantes, turistas o propios habitantes de
la pequeña ciudad capital, todo lo malo que llegan ha ejemplificar
estos llamados “personajes” municipales, electos para cumplir con
la palabra empeñada de “trabajar” a favor de toda la gente; y no
en contra de quienes son parte de una singular cultura de estirpe
margariteña, con una plural democracia-socialista legada por
heroínas o próceres insulares y una sin igual no discutida
tradición Asuntina.
Foto 1: Pasarela vista desde el margen del sector "El Otro Lado del Río".
Foto 2: Pasarela vista desde el margen del sector "El Mamey"/ De Emerson Lares.
Comentarios
Publicar un comentario