Lluvia cristalina aún corre sobre el río Caracas de La Asunción


Fuente: La Voz del Río/ Comunidad
Por Abg. Edinson Lares/ Opinión


        En estos dos últimos días de noviembre, como nunca ha caído lluvia en este mes del presente año, que estuvo caluroso y seco por mucho tiempo, acompañado por desarreglos urbanos y poca atención de los servicios municipales, todavía persisten ignorar sus deberes inherentes al cargo que ocupan; para adecentar un corrimiento de agua tan antiguo como la ciudad capital del estado Nueva Esparta: La Asunción.
       No todo el agua que transporta el ancestro río que cruza media ciudad histórica y colonial, es limpia ni cristalina como creen la mayoría de sus pobladores, cuando caminan cerca de sus calles que le cruzan, pasan sobre puentes o nuevas pasarelas y -peor- ni miran en sitios visibles en su margen derecha o izquierda de donde se mire el padre río, rebautizado Caracas allá en 1959; pero es de ver cuando se lava la podredumbre basal colgada en sus riberas, cuando se ha desplegado una abundante y variable nubosidad en todo el oriente venezolano; por razones climáticas conocidas, desde tiempos inmemoriales hasta de autóctonos insulares.
        Aquí siempre confluyen efectos y consecuencias de esos inusuales “topes de lluvias” que se observan y cuantifican, cuando ocurren deslaves cíclicos que solo al registrarse, dejan cifras lamentables de vidas o bienes materiales; por inaplicable olvido de programas o planes engavetados para mantener aseada la urbe ambiental del mal conservado río.
        Ahora que, según estudios serios, los eventos eólicos son recordados al ser recurrentes sobre la isla bonita de rostro turístico, con degradadas promociones que ocultan negligencias y obviedades legales, en un desastroso ambiente de calamidades naturales y frecuentes inoperancias políticas-administrativas de contados funcionarios electos, en este lar insular; por quienes padecen de la exclamada -según pocos- "no distribuir la riqueza” al pueblo.
         Son tragedias para narrar una nueva historia de tantas acumuladas, en ese “quehacer” colectivo ambiental que una mayoría anhela arreglar con el favor de deidades; pero que una clase capitalista empresarial oligarca, solo creída en el poder de billete dólar, no juzga necesaria aplicar correctivos para atenuar la difícil supervivencia de los ecosistemas ni pueblos del -ahora- contaminado planeta.
         De hecho, no es gratuita la lucha por preservar recursos ambientales, cuando nada se contabiliza -ahora- urgente por el deterioro de la “capa de ozono”, el desprendimiento de “témpanos” milenarios, la escasez de recursos hídricos; y ello por nombrar pocos, junto con un acumulado de mil problemas que amenazan la vida de todos los seres sobre la “única nave espacial” habitada en nuestro sistema solar.
      Sí, son innumerables historias en una ciudad histórica y colonial que este pasado domingo 27/11/2016 arribó a sus 416 años, de haber recibido el “titulo de ciudad y escudo de armas” un 27 de Noviembre de 1600, por orden del Rey Felipe III de la otrora España Imperial; y mucho antes, su pasado precolombino se borró por insospechados intereses de quienes solo querían con sus más recóndito plan, retornar a la Península Ibérica todo el “oro” que cargaran sus ingenios galeones; eso sí, sin otorgar otra cosa más que “peines y espejos” como intercambio de regalos al “salvaje”.
        A quien ocultando la peor intensión de sus más crueles ambiciones, colmarían con sendo calificado mal llamado “nuevo” continente: lleno de esclavos, armas de guerra y un inútil gobierno absoluto... Aunque contada así una evidente fatalidad nuestra, que en otros lugares han cambiado el paisaje, han promovido sufridas penurias a “mancebos” habitantes con dolorosas perdidas materiales y humanas; más por deliberadas negligencias que por recursos y voluntades particulares, no entendidas ni atendidas a tiempo.
        Cuando en ese repetido problema latente de odiosos políticos contrarios al bienestar colectivo, resuena el atrevido e ilógico sin escrúpulo del llamado "representante" municipal, regional y nacional; que no siente ni nada le preocupa y muy interesado por ocultar sus particulares planes personales, saben acompañarse por mediáticas falsedades y deshonestas matrices de opiniones tildando la culpa a otros; o algo así como, colocar la guinda que colma el vaso de la injusticia social que practican.
       En verdad, tiene que caer agua a mares para limpiar una ciudad con múltiples añoranzas guardada entre anécdotas y cuentos, un desigual estatus de entender las palabras “preservar, cuidar y legar”; que impulsa subjetivos malos expresiones entre estos “amorosos” hijos e hijas de la “ciudad del silencio”, que cada día sorprenden más por esas acciones personales materialistas, buscando su propio beneficio, junto a futiles empresarios de la usura o dolo; cuyos “proyectos” nunca van dirigidos a la colectividad, que poco sigue en la lucha por conservar patrimonio y la herencia ancestral Neoespartana.
        Hará poco más de siete (7) años, que no crecía el río por una vaguada tan potente y continua, cuando las margenes y sus alrededores han sido pocas veces limpiadas de escombros y desechos de todo tipo, por la lluvia cristalina que aún corre sobre el río Caracas de La Asunción; lo que recuerda a las y los visitantes, turistas o propios habitantes de la pequeña ciudad capital, todo lo malo que llegan ha ejemplificar estos llamados “personajes” municipales, electos para cumplir con la palabra empeñada de “trabajar” a favor de toda la gente; y no en contra de quienes son parte de una singular cultura de estirpe margariteña, con una plural democracia-socialista legada por heroínas o próceres insulares y una sin igual no discutida tradición Asuntina.
Foto 1: Pasarela vista desde el margen del sector "El Otro Lado del Río".
Foto 2: Pasarela vista desde el margen del sector "El Mamey"/ De Emerson Lares.

Comentarios

Entradas populares