Vida del teatro cotidiano que muchas veces actúa unido al pueblo
Vida del teatro cotidiano que muchas veces actúa unido al pueblo |
La Voz del
Río/ Comunidad
Por Abg.
Edinson Lares/ Opinión
Resumir en una cuartilla el cúmulo de consideraciones que
pueden explicar toda la artera cotidianidad que experimenta el teatro insular,
es a lo sumo tarea imposible de realizar, esto cuando sin pretender ser exacto, sobre
esas líneas que considero detalles de un organigrama general, su discurso
detallado y la simplificada actuación temporal del participante y espectador, ha cavilado alrededor de millones de obstáculos,
calculadas omisiones, egoístas políticas de estado; junto con desdenes
antisociales provocados por necesidades ajenas al teatro cotidiano.
Claro, no se puede sintetizar en pocas palabras de
seguro, todas las insoslayables presunciones de otras “artes o ciencias” que
surgidas con posterior nacimiento al teatro, o de reciente aparición para
desconsuelo del tradicional ejercicio teatral, que poco se renueva; contrasta su
perdurabilidad en el acontecer económico-social-cultural-humano de los pueblos
post-modernos. A ello hay que sumar la dicotomía antipopular generada por
quienes pagan su exposición, quienes practican el necesario trabajo teatral y las o los cuántos millones de personas que perciben y reciben el alentador beneficio social.
Bueno, puestos estos “palos” por delante, vaya el comentario
obligado sobre cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué el teatro cotidiano;
debe ser rescatado de su interesado olvido por "sacrificados" políticos, eso sí, hay que conservar su saludable
ejecución y se debe implementar políticas serias, en la medida que se haga masiva la popular
actividad social. Ah, pero es urgente cortar de raíz todo nexo burocrático
preexistente desde los organismos oficiales y privados que actuando independientes, en su propio gobierno de no "hacer" y "sí deshacer", no dejan en manos del colectivo comunal su concreción.
El análisis esta abierto, atendiendo que toda decisión y
proceder teatral presente para echar andar en las comunidades la actividad teatral; pasa por la vida del teatro cotidiano que muchas veces
actúa unido al pueblo.
Hoy se están cumpliendo "416 años" del primer “acto
teatral” convocado el “28 de Junio de 1600”, cuando de forma pública se hizo realidad presenciar la representación teatral que marca el inicio del “Teatro Nacional” en aquella época colonial del imperio español; el antes y después de ese recordado momento,
que puede ser considerado parte de nuestra historia tradicional, ante las
representaciones autóctonas de nuestros aborígenes, o aquellos intentos
teatrales desarrollados en medio de la declaración de independencia; es punto
crucial discutible para validar nuestro popular desempeño teatral local.
El éxito o fracaso del teatro insular, ello incluyendo una
actividad con matices políticos opuestos e ignoradas asistencias públicas y
privadas para su permanencia o existencia en comunidades consolidadas; que especialmente
olvidadas, por esas curiosas políticas culturales aplicadas por “personeros”
que nada saben de teatro; y no desean rectificar ni admitir su beneficio como
actividad socialista vital, se realiza atacado por todo frente para anular sus
beneficios y se neblinea con medios electrónicos y digitales que nunca se toman
en cuenta para su desarrollo potencial.
Odio es lo que se respira por parte de esos nuevos “amos
del valle” que torpedean labores y actividades desarrolladas para subsistencia del
teatro regional, en un empeñado esfuerzos de mantener lo otrora y actual vida
cotidiana de pueblos insulares, dados a defender sus creencias y ritualidades
ganadas en quinientos y más años de existencia natural de la historia teatral… Que
llegue un saludo y reconocimiento al trabajo y esfuerzo de las y los
participantes de la humildad teatral nacional, regional y comunal; no se rindan,
sigan la lucha teatral, porque ilusiones son las que se ganan.
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