En defensa al héroe olvidado de nuestra separación española y unión Latinoamericana

En defensa al héroe olvidado de nuestra
separación española y unión Latinoamericana
La Voz del Río/ Comunidad
Por Abg. Edinson Lares/ Opinión
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez, nace según sus biógrafos el 28 de Marzo del año de 1750, en Caracas; hoy capital de la República Bolivariana de Venezuela. Alcanzó en sus distinguidos servicios militares, el máximo grado otorgado a soldado alguno dedicado con férrea voluntad a la causa de la libertad: Generalísimo o Jefe Supremo; cuyo honor solo ha correspondido a contados militares dedicados al servicio activo de cualquier fuerza armada en cinco Continentes.
Como se sabe por registros recogidos y divulgados en estos casi doscientos (200) años de su muerte, hecho ocurrido el día 14 de Julio de 1816; luego de una insufrible decepción ante sus camaradas de armas que lo traicionan, dónde termina enfermo y olvidado tras barrotes en la cárcel española el Arsenal de La Carraca, San Fernando, España. Igual se ha determinado por rigurosas investigaciones realizadas de forma reciente, que sus restos mortales –en parte- se han recuperado del pequeño camposanto en la isla "El Arsenal de La Carraca"; donde nunca fueron lanzados al mar ni cremado sus beneméritos huesos guerreros.
Varias producciones cinematográficas lo muestran como un capaz militar de valientes hazañas; pero igual, un excelente enamorador y amante del “buen vivir”, responsable en hacer posible causas imposibles para felicidad del pueblo. Tal vez ilustrar su vida privada a la mejor manera de las y los venezolanos, es análogo al describir con noble retorica el sentir caribeño-venezolano y apreciada individualidad latinoamericana, heredada entre la poderosa mezcla de nuestros autóctonos aborígenes, descendencia árabe-española y simpar etnia africana permanente; que legada por la inflexible estirpe violenta de poderosos reyes, comerciantes negativos y gente bellaca de pueblos europeos; congregaron los elementos desiguales, para germinar nuestra nueva y guerrera estirpe libertadora.
Nuestro magnánimo héroe olvidado asistió y luchó por tres naciones del orbe mundial, sin más poder que sus nobles sentimientos engendrados de un largo y dedicado aprendizaje de la cultura general y las artes militares de su tiempo, haciéndolo merecedor del más sublime honor y admiración otorgada a extranjero alguno; quien con el sólo recuerdo colectivo entre sus figuras libertadoras, bastaría para dignificar la memoria histórica en los pueblos, como excelso paladín de la justicia, verdad y plena soberanía popular.
La negada impresión de ser un mayúsculo fracaso de su parte al hacer lo imposible por llevar la libertad a su país, e impulsar un nuevo “imperio-inca” con el nombre de “Colombia”, con tres incursiones repartidas en diferentes épocas de su vida, nunca recordada por sus execrables enemigos y nada apreciadas por sus camaradas traidores; generará la más desigual lucha en defensa al héroe olvidado de nuestra separación española y unión Latinoamericana para conservar su valiosa dignidad.
Algo en verdad inexplicable ocurre con nuestros honorables héroes olvidados de la libertad venezolana, al no ser fácil de explicar ni encontrar fuentes confiables como guías que expliquen; por ejemplo, por qué se produce esa pavorosa amnesia colectiva del no “izar la bandera” en días de glorificar hazañas o, celebrar y conmemorar onomásticos de héroes del pasado; cuando es desarrollado un sistema de medios informativos y visuales que andan adelantado en técnica y difusión extraordinaria para la época vivida por Miranda.
Un día como hoy, se le confirió el grado máximo militar de Generalísimo; pero más se recuerda el título de “dictador y plenipotenciario”, que el de “Héroe de la Revolución”, “El Primer Venezolano Universal”. O, valga tan sólo recordarle como el “Precursor de la Emancipación Americana”. En la placa al pie del mausoleo del Panteón Nacional, en Caracas; se lee: “Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar los restos del General Miranda, que han quedado perdidos en la fosa común de la prisión en que expiró este gran mártir de la libertad americana. La República los guardaría con todo el honor que les es debido en este sitio que les ha sido destinado, por Decreto del Presidente de ella General Joaquín Crespo, fechado el 22 de enero de 1895.

Entre las citas dedicadas al héroe; se recuerdan las de: “Daniel Florencio O'Leary, edecán de Simón Bolívar”, quien dijo sobre su muerte: “Miranda era un hombre del siglo dieciocho cuyo genio levanta el sentido y la confianza de sus conciudadanos americanos. Aunque él se enorgulleció de ser soldado, sus batallas más grandes fueron libradas con su pluma”. Napoleón dijo de él: “A ese hombre le arde en el pecho el fuego sagrado del amor a la libertad”. Y, el Libertador Simón Bolívar, lo llamó: “El más ilustre colombiano y el venezolano más universal”.

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