Cómo es mi Comunidad

Cómo es mi comunidad...
(Foto Archivo)
Por Rosaré Marcano/ TI-UC-ADMT-MS-2016-1
Ensayo para La Voz del Río/ Comunidad
Mi comunidad se llama CAMARUCO, ubicada en el municipio "Juan Btta. Arismendi de La Asunción, capital del Estado Nueva Esparta. Llegué allí a los 4 años de edad aproximadamente, a la bella quinta de mi madre-abuela Vestalia María Marcano Lárez, llamada LICO y LUISA, en honor a mis bisabuelos Lico Marcano y Luisa Lárez; quienes eran los dueños de todos los terrenos que conforman la calle San Onofre, llamada así por la famosa Capilla de San Onofre, creada por mi tío Jesús (Chulico) Marcano, quien siempre ha sido muy devoto del nombrado santo.
Todos los años esperábamos con ansías la llegada del 12 de junio, para celebrar el día de San Onofre, puesto que era nuestro momento de diversión al máximo para las/ los hermanos y primos por ser una semana de fiesta entre vecinos y amigos; era el momento de más unión y todos participaban en dicha festividad. Durante mi infancia y mi adolescencia, esa calle fue mi refugio, mi lugar favorito para jugar con mis primas y mis hermanos; en esa calle éramos casi todas familias. Otra fecha esperada por nosotros era el  “31 de Julio”, o el día conmemorativo y festivo de la “Batalla de Matasiete”, cuando llegaba ese día, siempre se celebraba haciendo competencia de ciclismo, carreras de todo tipo y competencia de patinaje; en las cuales participé más de una vez.Con el transcurrir de los años, mi comunidad fue creciendo poco a poco, cada vez había más y más construcciones, ya casi no quedaban terrenos donde continuamente jugábamos al escondite, paseábamos a los perros y nos divertíamos sanamente. Con la llegada de la Revolución mi tío Argenis (Papalico) Marcano, da inicio a la construcción del Centro Cultural “Jesús Rosas Marcano”, que así se llamaría, y en ese lugar, se creó el primer Consejo Comunal de Camaruco; allí se daban tareas dirigidas, se practicaba ajedrez, se daban clases de música, existía una coral, se dictaban cursos de manualidades (muñecas de arcilla, muñecas de trapo, papagayos, etc.); también se hacían torneos de voleibol y básquetbol, jugábamos pichas o metras y kikimbol; eran momentos extraordinarios donde se le daba más valor al compartir y al aprendizaje entre amigos y la familia; o la sana práctica de hacer deportes.
Al paso de los años, cada vez había más personas, se crearon pequeños conjuntos residenciales, ya habían muchos más vecinos; pero muchas cosas habían cambiado o desaparecido, todos crecidos, muchos nos casamos y nos fuimos hacer vida en otros lugares; pero siempre volviendo en vacaciones a mi amada comunidad, reuniéndonos en familia para compartir la ocasión. Uno de los cambios significativos fue, que el Centro Cultural ya no estaba, la construcción fue donada a la “Misión Barrio Adentro”, dándole vida al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y la Sala de Rehabilitación Integral (SRI) de CAMARUCO; donde se han y se siguen beneficiando gran cantidad de personas de esta y otras comunidades.
Actualmente, mi comunidad ha crecido mucho, pero lamentablemente se ha perdido la esencia de lo que antes era, pues los muchachos ya no juegan como antes en la calle, ahora todos viven encerrados en sus casa y si hacen visita a las o los: es solo para obtener WiFi y poder jugar con sus “tabletas, laptop, DS, celulares” y cualquier otro artefacto que permite jugar en conexión con Internet.
He notado el enorme cambio que vive mi comunidad… Y, me pregunto: ¿Qué paso aquí?... Y respondo: ¡Qué más va a pasar, nos invadió la tecnología!... Ya los niños y jóvenes no disfrutan de gratos momentos junto a los amigos, ahora todo es con los aparatos en la mano y mientras se les habla te contestan: “Sí, ajá, está bien”. Y no se dan respuestas con respeto.No me niego al avance de la tecnología, es una cosa maravillosa, el poder comunicarte con familiares y amigos que se encuentran lejos. Yo continuamente le doy utilidad; pero puedo notar que en mi comunidad, muchas cosas desaparecieron. Son pocos los niños que se ven de vez en cuando jugando fútbol por una hora, el resto del tiempo están en mi casa jugando con sus aparatos, haciendo competencia a ver quién mata más personajes en el juego.
Para mí una total locura. Los adultos tampoco salen mucho a la calle, ya no se conversa, ya no se comparte como antes; ahora reina la distancia y el olvido.Son pocas las personas que nos tratamos por la calle, y ello parecerá increíble; pero si conversamos, lo hacemos una vez cada quince días o al mes; y en verdad sé, que todo esto tiene una explicación, los adultos sienten mucho temor por la situación de inseguridad que se ha estado viviendo por la comunidad. Muchos robos a mano armada; hasta las personas que se dirigen al CDI, han sido víctimas de los dueños de lo ajeno; pero a esto se suman situaciones de rivalidades, chismes y envidia mal sana, que han ido acabando con la bella esencia que tenía CAMARUCO.

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