Ayer y ahora se revela un fascismo municipal que está en contra de un bien cultural patrimonio inmaterial

Ayer Sala de Teatro Santa Lucia en La Asunción
Fuente: La Voz del Río/ Comunidad
Por Abg. Edinson Lares Rojas/ Opinión

El teatro popular no es aceptado por gente que piensa peor en La Asunción

Cuando por fin, hace pocas semanas atrás, las llamadas autoridades del municipio Arismendi en el estado Nueva Esparta, lograron sin más que un compromiso de palabra y no por escrito como debió ser, sacar de las instalaciones de la Sala de Teatro Santa Lucia a la Fundación Artística Sobretablas (FAS); comprendí –y así se lo hice saber al Licdo. Luis Eduardo Acosta Anes- la inestable situación que enfrentaría toda la agrupación teatral, por creer que el fascismo municipal les iba a devolver luego de reparada la edificación desdeñada por 22 años de aquella otrora “toma cultural” en 1994, esa sala revolucionaria de vanguardia social, y donde se desarrolló el teatro popular e hicieron vida varios elencos de danza nacionalista; que está ubicado entre las calles “Unión Oeste y Augusto Fermín” del sector “Casco Central” en la ciudad capital del estado Nueva Esparta: La Asunción.

Ayer y ahora revela un fascismo municipal
Nunca desde el inicio de la revolución bolivariana de inclusión, hace poco más de 15 años, se atendió las prioritarias necesidades materiales, sanitarias y sistémicas; con políticas públicas coherentes, al amenazado recinto convertido en sala de teatro, ni por las autoridades civiles del municipio ni por arribistas políticos de turno; lo cual hacía lógico como soportes a una actividad artística teatral desarrollada con innumerables inconvenientes y con gnosis social ignorada por el común de la gente del pueblo; máxime cuando es ahora que se han hecho públicas las verdaderas intenciones del Alcalde Richard Fermín Prieto, y el señalado “Trabuco” de Concejales, opositores al trabajo teatral cumplido por integrantes de “Sobretablas”, que les huele a puro socialismo.
Entrada por calle Unión Oeste del sector Casco Central en LA

Que ahora se llame a “consulta popular” para dilucidar el destino que se le dará al hoy desmoronado edificio excepcional por tradición y larga historia, donde la fundación artística a pernotado sin mucho apoyo local por más de 22 años de los 34 cumplidos, como trabajadores de las artes escénicas y teatrales; ello llama a las y los amantes del arte teatral a discernir sobre la paradójica injusticia social que, ayer y ahora revela un fascismo municipal que está en contra de un bien cultural patrimonio inmaterial.

Claro, y como lo ha estado siempre, gente que actúa con egoísmo absoluto, nada le preocupan los muchos monumentos arquitectónicos que aún quedan en pie en la ciudad, y mucho menos les interesa, apoyar todo lo que sea progreso social, y menos conservar los reconocidos bienes materiales e inmateriales de la ciudad y sus alrededores; pero si cuadrar el desarrollo lucrativo personal y el desconocimiento al poder popular constituido. Luego pregonan querer a este pueblo sin sistematizar nada en favor de su bienestar… ¡Bien gafos son con la candela al revés!

Ahora fachada posterior de la otrora Sala de Teatro
El día que perpetraron los trabajos de “remodelación” del techo de la Sala de Teatro Santa Lucia, el pasado 2014, las protesta no se hicieron esperar por lo mal planificado y peor ejecutado del curioso “arreglo” al dejar chucuta el sobre techo alar, por más de cincuenta centímetros de las paredes laterales por cada lado; en verdad no hubo modo ni protesta que valiera, para que arreglaran el entuerto mal terminado del techo, el cual ahora se está cerrando la abertura dejada, con bloque rojo de diez por diez, para –digo- enmendar el mal capote de construcción diseñado; por unos “expertos” que jamás se identificaron plenamente.

Así las cosas, igual nada se sabe de los recursos invertidos, menos de aquellos “cobritos” revolucionarios del pueblo, que la contraloría social popular debió supervisar y conocer su destino. O sea, es decir, acá nadie sabe de un informe o entrega de cuentas municipales; porque a lo mejor, el teatro popular no es aceptado por gente que piensa peor en La Asunción.

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