Partió Eduardo Galeano y nos dejó una perfumada postal de esperanza
Fuente: Gaspar Velásquez Morillo/ Opinión
Gasparvelasquez4824@gmail.com
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Partió Eduardo Galeano y nos dejó una perfumada postal de esperanza |
Santa Ana. 13 de abril de 2015.- Su apariencia
parecía ser un soplo de brisa, quizá un susurro, tal vez el leve vuelo de un
colibrí, pero su sencillez, contrastaba porque fue un cincel literario que
esculpió en las rocas de Latinoamérica y el Caribe la otra historia no contada,
la vergonzosa historia de la invasión de Europa, lo cual insufló un nuevo aire,
una nueva interpretación y reencauzó la razón del por qué valía la pena seguir
la senda de nuestras glorias patrias, las y los cuales se encargaron de hacerla
y que otros, entre ellos Galeano nos la narrara, él nos dio esa transfusión de
patriotismo cuando estábamos muy lejos de ver la luz del túnel.
Galeano fue el oxígeno que reanimó varias generaciones,
las comprometió, sin ser incendiario, pero abrió fuego con su prosa, su poesía,
su narrativa, que es equivalente a la vez a la más letal de los compromisos,
luchar contra la desesperanza.
En su visita a caracas el 11 de abril de 2013 en ocasión
de homenaje internacional que recibiera y la condecoración que hiciera el
presidente Nicolás Maduro, luego abrumado de los actos protocolares, de los
flashes, pidió ir a las comunidades, a los barrios, casi que lo clamó, lo cual
fue aceptado.
Una vez allí, en el barrio las piñas de la parroquia san
juan, sentados en rueda, tertulias iban y venían, las personas del barrio se
percibía de júbilo, los ojos de Galeano se desplazaban por todos lados quizás
buscando motivos para su próxima narrativa, escuchándolo todo.
Cuando reparten café, el tinto aromatiza paladares y
estados de ánimo; cuando la ronda llega al frente de Galeano, éste con cortesía
no acepta, pero recibe el metrallazo de una mujer de la comunidad que
entendiendo la vida comunitaria le dice en reproche sutil: - ¡Pero pase la
bandeja…!
Confiesa Galeano a las y a los anfitriones de la visita
que “eso lo impactó porque hasta en los pequeños detalles se aprecia la vida en
las comunidades”.
Partió Galeano en la estación
13 de abril de 2015, mientras nos decíamos adiós, bajamos la mirada por la
ausencia y nos percatamos que nos dejó su equipaje, quisimos correr detrás del
metro pero era imposible advertirle, revisamos y nos lo dejó llenos de libros y
de multicolores fuegos pirotécnicos, ambos obsequios nos animaron a tener fe como
en otrora porque la oscuridad y la claridad está es en nuestra mente en aquellas
horas de la clandestinidad.
¡Gracias Galeano! ¡Un abrazo hasta en la eternidad!
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