La escuela plural
Fuente:
Prof. Erno Velásquez.
“La
imaginación es más importante que el conocimiento”
Albert
Einstein
La escuela plural |
Al leer estas líneas, les juro que al
escribirlas me trae genero dudas aunque
ya en mi mente habían estado dando vueltas ideas que poco a poco fui
relacionando y juntando para tener el discurso de este escrito, otrora de aquel
proceso de enseñanza y aprendizaje donde de generación en generación a
prevalecido el disciplinamiento, el control, la autoridad, la repetición,
descontextualización; lo que se concreta en la constitución de lo que somos
seres condicionados a seguir la norma y a mantener la forma de enseñar como un
libreto que aun cambiando la dinámica, social y política los actores del
proceso están enfilados a darle cumplimiento y perpetuidad a dicho libreto.
Qué libreto nos estamos refiriendo:
una escuela donde habla el docente y el estudiante es receptor de información,
el tiempo escolar minimiza y desvirtúa el espacio de la recreación, el
conocimiento es unidireccional, la tarea tiene carácter represivo que
trasciende de la escuela a su espacio familiar; lo que se traduce sobre el
contenido en los diferentes subsistemas de educación llamado en la actualidad
Ley Orgánica de Educación (LOE) 2009 y
los niveles de educación primaria y el
de educación media, resulta de alta consideración de que todos aquellos
docentes que formaron parte importante de mi formación que hoy me describe y en
la función de ejercer la carrera docente hace posible colocar la mirada a ese
proceso que dirigió y constituyó estos estilos de accionar de la pedagogía, de
allí es relevante destacar como hemos venido reproduciendo conductas de antaño
de la forma como fuimos enseñados en
nuestros modos de pensar que busca oponerse a la rugosidades que han cercenado
la capacidad de pensar tanto del docente como del alumno; la gran mayoría de mis docentes de escuela,
liceo y universitario, pero al estudiar para profesor en la Upel descubrí o fui
consciente de las diferentes herramientas que mis profesores me incorporaban en
las clases de las asignaturas, sin embargo la práctica educativa se ha vuelto
un condicionamiento que al parecer no tiene salida.
El aula de clases debe convertirse
en un mundo más allá de lo que podemos ver, aunque esta se representa
estructuralmente en un lugar de 4 paredes, debe promover la posibilidad que
este espacio provoque el desarrollo el ejercicio y la motivación de la
imaginación , porque donde está la opción que da apertura a la creatividad el pensamiento
libre, crítico y original; debe motivar la búsqueda de lo que no se observa
inmediatamente y por eso el docente se convierte en ese medio, en ese facilitador
del conocimiento que va hacia la vinculación social del alumno con sus entorno,
lo investigado se debe convertir en un acto de destello de luces, es mejor el
aprendizaje de realizar actividades de observar, armar, comparar, relacionar, entre
otras estrategias y actividades en el salón de clases, y esto contrarresta esa constante conducta de
asignar tareas distintas o del compartir que debe invitar el espacio de aula,
la escuela que debe formar de manera consecuente es lo que está en la constante
de convertirse en un laboratorio, un centro de aprendizaje, una comunidad,
donde están presente muchas actores del proceso educativo del escolar, desde la
señora que limpia (ambientalista), pasando por el personal de cantina, comedor
y el director y donde los niños/as y
adolescentes lo sientan como parte de existencia, para que esa emotividad de
ese escolar sea la conexión que influya en el aprendizaje significativo de
nuestros muchachos/as, cambien para que puedan cambiar su praxis, no le dejen
todo al discurso que su dinámica escolar, que la didáctica se convierta en más
acciones y relaciones de vinculación del sujeto con el objeto y formaremos a un
sujeto sin fronteras, que posea cultura, que se pueda defender en un mudo tan
cambiante, que invisibilice los límites que separan, que re signifique la
diversidad de pensamiento y consolide la singularidad del ser.
Fotoleyenda:
1.- Profesor Erno Velásquez
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