II Festival de Música de Cámara en La Asunción
Fuente: La Voz del Río/Cultura
Abg. Edinson Lares Rojas
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Abg. Edinson Lares Rojas
De la optimista crítica a la irritable omisión
... Lo que para pocos asistentes, casi muy pocos, –y, agrego: dónde me incluyo-, desconocen los niveles musicales de la bella música de cámara, poco se entiende para los no invitados, auto invitados y muy ocupados, o aquellos/as más ominosos por el arte y la cultura musical académica presentada; que igual, es a su vez poco divulgada por medios impresos, radiales o televisivos; el significado relevante que exalta la práctica musical que arrastra en sus más connotadas tradiciones, el ser cultivada e interpretada por niños, niñas y adolescentes que por siglos del genuino arraigo músico-cultural antiquísimo; cabe preguntar: Cómo se entiende la nula difusión hacia las comunidades y la no participación del pueblo en general?.
Sé sabe que algo está fallando. O será que está descuidada la finalidad de los medios y la forma como encaran la “participación protagónica” estos medios impresos, audiovisuales y telemáticos en el acontecer cultural, como tal, cuando se reconoce en ellos, la causalidad para su conocimiento y disfrutes de las grandes mayorías; a menos que, claro, aún se crea en la mala enseña, que el bello canto de ópera y música clásica, es solo elitista y para deleite de pocas personas categorizadas actualmente dentro un status social en cesantía.
El socialismo habla de bienestar para todos, sin distingo de raza, color, religión, creencias políticas, sociales y culturales; pero, eso de anteponer un cúmulo de señalamientos “opositores” a la “participación protagónica”, bien documentada en nuestra carta magna; lo cual incluye razones jurídicas de hecho y derecho que se postular al sagrado conjunto de las ideas bolivarianas, que resaltan la mayor serenidad mental, el mejor dispositivo por atenuar los cotidianos “sin sabores”, generados por la violencia unipersonal mediática, comulgada para divulgar malos sucesos, y no los buenos acontecimientos; los malos a cada rato, o si no en todo momento y a cada hora, con la ridícula y más aleccionadora heredad de “bombardear”, gente relegada por sus mismas estrategias al fondo del ostracismo músico cultural universal.
Valga decirlo, antes que se altere por necios “demócratas”, el tema de la gestión cultural desarrollada por la Lic. Magali de García, y lo digo, porque lo sé, se ha esforzado por divulgar los eventos propuestos y llevados a cabo dentro de la institución que dirige, como es, el Centro de Arte “Omar Carreño”, en La Asunción; y ello, por cuanto medio tiene al alcance, no hay quien diga lo contrario, máxime cuando ha defendido con sus buenos oficios el cumplimiento del evento presentado, hasta de los malsanos cortes eléctricos programados por la operadora CORPOLEC en el Estado Nueva Esparta.
Pero es el caso, que ocurre muchas veces la no participación de sectores comunales, centros o asociaciones culturales y hasta los familiares o relacionados con las y los propios copartícipes de ejecutar el acto cultural programado; sí, el de no acudir, o ser solidarios, esto sin expresar razón o consideración de su olvidado interés, sobre la exaltación reciproca de dignificar, no justificar, su apoyo al desarrollo de las artes musicales según su naturaleza o índole.
Aquí todo el mundo tiene la culpa de algo
Unos, por no decir nada positivo y solo limitarse más que criticar sin fundamento y no aportar solución al desinterés; otros, por querer seguir en la delicada actitud de dar la espalda a lo colectivo socialista, que nos induce a generar buenos beneficios para fortalecer la actividad cultural presentada; y sí hay, entre las y los más negativos, que claman sin mucha razón, el merecerlo todo y nada se les deben exigir para sostenimiento del arte; los que postulan tal actitud, realzan un malestar de “no colaborar”; pero si de reclamar, ese “cuánto hay pa´ eso”, o el mal postulado supuesto del “cómo voy yo ahí”.
Así, nadie pregunta que hacen esos jóvenes para presentarse aquí, allá y más a cuyá; pero, cuando los ven serios “echándole” manos y piernas a su instrumento y buscando la manera de ser reconocidos, luego apoyados, para seguir en dicho trabajo; son más mal pagados que la profesión de oficinista, o de vendedor de ropa, en Porlamar… Nadie está por nadie. Si no pregunten a los sesudos políticos encarrilados, que temen pensar en políticas públicas. Esas, claro, que les pueden causar erogaciones no deseables, que no aumentan sus votos: ni la popularidad pregonada.
De los cuatro días, disfrute de tres sublimes presentaciones musicales que son para mi propio entender, las mejores ejecuciones de música de cámara interpretadas por talentosos niñas, niños, adolescentes y jóvenes; en los últimos doce años de revolución musical en Nueva Esparta y toda Venezuela.
En los programas entregados están los nombres de, si no todos los intérpretes, sí de los responsables que merecen nuestra consideración, respeto, mayor estima y divulgación permanente por el trabajo denodado que cumplen; ello con la loable sinceridad, para que continúen haciendo lo que mejor hacen siempre con amor, sentido de patria insular nuestra; y por el múltiple propósito y compromiso revolucionario de enaltecer la música universal de los Pueblos del Mundo.
Ellos no tienen la culpa de lo que todos nosotros no sabemos apreciar. Todos esos abnegados músicos y músicas están llamados a continuar la revolución musical venezolana, iniciada con el sostenimiento del proyecto bolivariano de inclusión; sin odio, omisión y des-pasión, aupada por los opositores escuálidos, renuentes a confirmar que sus malos principios socio-demócratas: han fenecido con la olvidada época de “cuarta república”; dónde se postuló desde el plano de un “hacer cultural” la irritable omisión de la labor multiplicadora socialista y se disfrazó la optimista crítica musical para las nuevas generaciones con rutilante populismo gubernamental.
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