Grano de Mostaza
Autor: Dip. William Fariñas
La incontable historia del universo y de la vida
La inteligencia humana pareciera carecer de suficiente comprensión para captar las inmensas e infinitas posibilidades del Cosmos. Hay quienes afirman que no es un solo firmamento, ya que la complejidad del asunto muestra la posibilidad del multiverso; que la intensificación de lo visible e invisible evidencia un conglomerado no cuantificable de galaxias y colindas formaciones que sobrepasa lo repensado de las teorías cosmológicas. Lo que vemos en las alturas tanto de día como de noche, es la incontable y única versión más allá de la totalidad del espacio y del tiempo, de todas las formas de materias, energías e impulsos; que muchas leyes y la inmutable precariedad de la física y todos sus supuestos que creemos, dice muy poco sobre cómo se gobierna el universo. Sin embargo, el término universo puede ser utilizado en sentidos contextuales ligeramente diferentes, para referirse a conceptos como la creación, el mundo o la naturaleza. Desde la humilde morada en este planeta azul, la humanidad ha utilizado en estos últimos cien años una gran cantidad de recursos, talentos y capacidades para aproximarse a estas “realidades”; inclusive las naciones se están sumando para descifrar tantas incógnitas juntas; de tal manera que se ha enviado mas allá de nuestro sistema solar a naves no tripuladas que sondean los misterios profundos del cielo. Los sensores fotográficos y telemáticos nos ilustran las cada vez más extrañas formaciones originarias que se expanden con una lógica relativamente predecible. La astronomía espacial del telescopio Hubble ha permitido formular nuevas teorías del estallido inicial del Big Bang. Pareciera que todo lo captado es demasiado para lo comprensible de nuestras dimensiones. No obstante, las tradiciones milenarias de siglos nos ofrecen una versión más sencilla que muchos pueblos y millones de seres humanos hemos acogido. En distintas culturas, escrituras y saberes se nos transmite la existencia de un único Creador del universo, quien es Todopoderoso y es Omnisciente. Las tradiciones sagradas dicen que ese inconmensurable Ser se hizo humano, se hizo niño pobre, que nació en Belén de una joven campesina y un padre artesano en la Palestina dominada por el imperio romano de su tiempo. Para quienes creemos en Jesús de Nazaret, su historia es sagrada, no es un espacio matemático ni científico, no es una historia efímera ni ambigua, su historia es una experiencia primordial que nos marca la vida. Jesús no sólo es un Dios de religiosos y teólogos, El también es un Dios personal y vivo para la intimidad de los que no van a iglesias y procesiones. Para quienes profesamos un culto de Él como expresión del amor, sentimos su presencia no sólo en el templo de bloques, también en el templo de la mente y el corazón; no olvidemos que la principal atención de Dios somos nosotros mismos en carne y huesos. Jesús no es magia, es experiencia real y gratuita. Jesús es a la vez hombre, con la humildad, aflicción y sencillez de los seres humanos. Nos demostró que el amor y la paz son fundamentales para encontrar el sentido de la existencia y del cosmos. Buscar y construir el amor y la paz, dice, parte del epicentro inmediato de lo personal y familiar, donde somos protagonistas, en nuestro círculo privado e intimo. En esta época se nos recuerda que murió y resucito para la vida, por siempre con y para nosotros. Durante esta semana buscaremos un lugar solitario para contarle algunos de nuestros asuntos y decirle que lo extrañamos, que necesitamos su ayuda pequeña, su amor infinito de Hermano y su paz inquebrantable de Padre Eterno. Que si podemos ser su amigo en estos tiempos de revolución y heroísmo. Que Venceremos.
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