Quienes se llevaron el portón seguro más necesidad tienen

Fuente: FUNDAPAPI/ Comunidad

Por Abg. Edinson Lares/ Opinión

Antes definía área prohibida de verter basura y -ahora- ruegan funcione el servicio municipal de limpieza, que vive a espaldas del “poder popular” en la ciudad que ni quieren

Por años, en esa popular calle “La Ceiba” del sector “El Otro Lado del Río” en La Asunción, lugar bien conocido por peatones, estudiantes y vecinos que a diario transitan la vía pavimentada, no la acera por la inusual siembra de árboles en su espacio central; siendo a diario usuari@s, quienes observan lamentable la práctica de utilizar esas área para verter basura y –ahora- ruegan funcione el servicio municipal de limpieza, que vive a espalda del “poder popular” en la ciudad que ni quieren; porque quienes se llevaron el portón seguro más necesidad tienen, que el mismo pueblo enfrentado al nulo actuar municipal y ante el extraño hurto practicado.

Tal vez el desaparecido portón no tenga el valor que pueda calcularse a un carro, una poceta de baño y hasta algo tan pequeño como un reloj de pared; pero por obra y gracia de las y los que se lucran con lo ajeno, llevarse un “viejo” portón instalado según William Silva “hace años” -que no recuerda- “esa puerta sirvió para contener la basura –es entrada a un inmenso terreno de propiedad privada- vertida por gente de todas partes y en cualquier hora; ahora –agregó- se paralizará el tránsito –y los estudiantes de la UNA, también- cuando la basura rebase media calle y deban circular por otra vía”.

Si lo preguntan, y hasta se reirán, llegué a creer al circular a diario por el lugar, que ese “portón de dos hojas” era una antigua reliquia del sector; pues de hecho, el herrero que lo instaló por orden de la familia Sanabria, habrá olvidado su ubicación y hasta el irrisorio cobro del trabajo por el material que para la época costó: visto el tan buen acabado y durabilidad que mostraba la compuerta de alambre ciclón en hierro venezolano que fabricó; pueden imaginar cuánto será su costo actual, ello atendiendo no a lo que deben gastar para reponerlo ahora las y los dueños del terreno; sino a las consecuencias que devienen al desaparecer una “valla” contra la desidia del votador de basura insociable.

Claro está, se torna curiosa la acción ante los sucesos que a diario se viven en esta ciudad llena de historias, cuentos y leyendas; así como cuando se define que “hasta los mangos son bachilleres” y se arguye que rebasa el orden -o se subvierte la ley- justo por unas autoridades desenfocadas de múltiples deberes; que siguen posponiendo sus responsabilidades al no tener proyecto alguno de políticas públicas en seguridad ciudadana.

El pasado 16 de enero del presente año, las o los amigos de lo ajeno en horas de la madrugada, concretaron el curioso hurto de la “puerta” a una propiedad privada de la familia Sanabria, cuyo metálico material guardaba la entrada al conocido -por años- inmenso terreno enmontado: sino selvático; con más de una (1) hectárea de terreno, que está siendo vendido -sin mucha suerte- por parte de las y los herederos, puesto que se ha convertido en un inmueble privado incomprable por los múltiples obstáculos en su desarrollo urbanístico.

El 20 de enero en horas de la tarde, tomé la foto reveladora del extraño hurto en vía pública de la
puerta nunca cerrada, que no escapó al hampa desbordada en la “ciudad del silencio”, dónde se callan acciones delictivas de lo más inverosímiles; como esa de vaciar una casa con todos los residentes adentro, o ser víctimas del despojo personal -en plena vía pública- de prendas, objetos e identificación a personas creídas en un “plan de seguridad municipal, regional o nacional” desbordado por nula táctica policial y las mal aplicadas políticas públicas.

Valga la pregunta: ¿Y por qué no se llevan las o los ladrones la basura?... Seguro con ello hacen un útil favor a la municipalidad y al pueblo elector que votó por la esperanza de vivir mejor aun a costa de fatal equivocación.

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