Los cacos de martes y jueves que atracan el ruta 5 La Asunción-Porlamar

Las víctimas ni por error describen a sus asaltantes cotidianos para no terminar perseguidos

El martes 14 y el jueves 16 de octubre del presente año, en horas de la tarde se produjo la misma rutina, modo operante, o continua desobediencia al derecho a una vida sana, el “código orgánico procesal penal”, leyes y constitución de la República Bolivariana de Venezuela; volvieron a cometer un asalto con arma de fuego, unos “buenos para nada” delincuentes juveniles-adolescentes y cotidianos asaltantes “roba” celulares que utilizan y transitan la conocida asociación civil “Ruta 5 de La Asunción-Porlamar”; sin que las denuncias –al parecer- se tomen en cuenta y las instancias policiales municipales se pronuncien o –a lo sumo- informen del progreso de la investigación que pesa sobre estas “joyas” del robo y la amenaza a la integridad física personal de muchas o numerosas víctimas usuarias de este servicio público. 


En lo narrado por Francisca (nombre figurado) la tarde del martes 14, se pudo constatar que los dos “jóvenes” altos, que apuntaron su pecho, con un arma que no supo identificar, por falta de conocimientos sobre las diferentes “armas” existentes; en medio del pánico sufrido en los pocos segundos que enfrentó la situación que jamás –dijo- olvidara, solo le arrebataron el celular “quinta generación” que recién había comprado con mucho sacrificio en una barata por Internet. Igual ocurrió a tres ilusionadas jóvenes estudiantes universitarias, quienes jamás imaginaron pasar por tan impactante prueba antisocial, esa tarde del jueves 16 a eso de las 5 pm en ruta a Porlamar; siendo atracadas por cuatro “cacos” jóvenes, quienes apuntaron con cuatro armas más versátiles que las de los “c-y-c-p-c” de Nueva Esparta; cuando respetaron a los mayores adultos y el chofer-avance al que no le quitaron dinero, pero si a toda usuaria y usuario sus celulares portados en la “Guagua” de ruta 5 Porlamar-La Asunción.

Dicen muchos de los choferes de esta ruta, que “son los mismos de siempre, están reseñados en todas las bases policiales municipales de Arismendi, García y Mariño; pero nada hacen. Es como si les tuvieran miedo a esos buenos para nada”. Igual arguyen con un aire de impotencia, “nadie los quiere enfrentar y menos desarmados, muchos de nosotros estamos expuestos sin ninguna garantía judicial ni policial”. A la pregunta “pero y se han denunciado”, responden “si, solo el objeto del robo que es el puro celular; pero nadie los describe con lujos de detalles, ante el temor que “las y los mismos policías, hagan la delación inapropiada y termine el denunciante perseguido por estos jóvenes malandros”.

¿Es verdad que actúan dos, tres y hasta cuatro delincuentes conjuntamente en días de semana?... Hay quienes confirman el modo de operar estos jóvenes-adolescentes atracadores; son pocos los que han sido atracados en fin de semana o día feriado. Creen muchas de las víctimas que todos provienen de lugares como “La Invasión”, “Los Cocos”, “Achipano” “Sabana Mar”; pero hay quienes como usuarias y usuarios en otras rutas extra-urbanas, señalan que “esos malditos” vienen de municipios alejados de los centros comerciales y hasta de otros “barrios de costa firme, o la otra costa” en Cumaná y Puerto La Cruz.

Como sea, la impunidad no puede continuar, sanear los cuerpos policiales, es sinónimo de intentar a toda costa credibilidad en la colectividad; de hecho, una de las buenas ideas, ha sido implementar el seguro “patrullaje inteligente”, así como la atención inmediata a las “llamadas de denuncias por cuadrantes”, que permiten una intervención rápida en el área de impacto a los cuerpos de seguridad en general; o rápida acción en los lugares donde se desarrolla un acto criminal; que promueve y tiene como resultado un delito o hecho ilícito en contra de las personas que promueve proteger la Ley.

El incitador de violencia es fácil identificar; pero no se puede luchar contra la incertidumbre ni la fatalidad; que se hace necesario brindar educación y colocar bases sólidas de empleo y remuneración buena y segura, igual la lucha frontal contra el contrabando y la especulación nos coloca en una soberana disyuntiva. Seguro es y más que posible atrapar con preventiva seguridad a estos rutinarios malechores; pero debe existir entre las y los familiares que ven a las y los adolescentes con objetos y bienes que no les es seguro alcanzar lícitamente, el intervenir y corregir falsos valores y peores malas juntas.

Ante la negación a los estudios, llegar tarde todos los días y andar con aptitud retadora las y los jóvenes o adolescentes; hay y deben ser aplicados con suficientes motivos mecanismos de alarma, y si esto anterior no es seguro; alerten a las autoridades por lo que se avecina en poco tiempo para estos jóvenes cacos: Privativa de libertad o resguardo en cárcel de máxima seguridad.

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